El violinista, en Tijuana : "tierra de oportunidades"

fotografía: Clara Olivas Lugar: Zona río

Tijuana: “tierra de oportunidades”
“una semilla que nace del sur, y que busca sembrarse en una tierra de oportunidades, con sueños y anhelos de verse florecer”.

…Con su cultura bien sujetada a los lazos de sus guaraches, y con esa pasión en las manos tocando su violín, emprende el vuelo…a esa tierra nueva, llena de “oportunidades”.

En el camino no existen más las horas, sólo el tiempo. Tiempo, en el que con una mochila en la espalda llena de recuerdos, sueños, miedos, y sobre todo esperanza, avanza seguro en cada paso.

Al llegar a su destino, se encuentra con dos grandes enemigos; el racismo y la discriminación, en una tierra de todos, pero a la vez de nadie. En donde ser mexicanos, también implica que te llamen “indio”, “oaxaqueño”, e incluso esa palabra tan irónica y coloquial, “naco”.

Esos grandes enemigos, en sumatoria con muchos más bien conocidos (gobierno, pobreza, violencia, etc.) que permanecen inmóviles en está tierra joven que promete oportunidades, y que convierten la tierra en infértil, inservible, e inmadura como para poder florecer.

Los sueños e ilusiones, la pasión, y la poca esperanza que queda es la única razón para seguir, para esperar que Tijuana, le muestre lo que prometió, lo que el norte por el sur difundió. “la oportunidad está en el norte, en esa tierra que aún sólo paso promete el paraíso”. Pero, en ocasiones, cuando la tierra no está lo suficientemente preparada, cuidada, y bien cosechada, no queda más que la pasión, y aprender a vivir de ella.

En su caso, tocar el violín buscando no sólo tocar el corazón, sino también el alma de está tierra, que aún no encuentra como hacerse crecer, y a la vez como una manera de sobrevivencia en una tierra de “oportunidades”.

Aún en los sueños más profundos de ese violinista y soñador inalcanzable, así como en los de cada ser humano que crece, aprende y vive de está tierra, se espera ese verano de ver crecer la tierra de Tijuana fuerte, fértil, y madura, la cual con su belleza tan peculiar que la caracteriza pueda finalmente florecer.