No quiero
No quiero ser sucumbida por la peste del ocio, liberando a mi cuerpo de sus propias capacidades, no quiero renunciar a mis valores, que son producto fiel de los sentimientos más profundos que de mi alma emanan, y que por ello, se vuelven uno de los más bellos milagros de la naturaleza. No quiero pertenecer al mundo de los conformistas, que se cierran a ver siquiera por la ventanita un poco de las bellezas y maravillas que de los otros mundos se asoman, mucho menos quisiera ser un ladrón de mis propios sueños, matando a paso rápido a mi rehén, pues sin sueños, solo queda un cuerpo, pero de qué me serviría a mí ser solo un cuerpo, si ya muchos cuerpos andan por ahí.
No lo harás Clarita. Ya el horizonte va preparándose para recibir tus alegres pasos que distan de la pesadumbre.
ResponderEliminarUn abrazo